Ni el partido de AMLO se salva del cochinero

Toño Martínez

Agosto 20, 2019

Encontronazo entre Ricardo Monreal y Martí Batres por el poder, desnuda que en Morena son iguales que el PRI, PAN y PRD.

Dice el refrán popular: “Mal de muchos, consuelo de tontos (por no decir otra palabra más callejera), y la agria disputa que está sacudiendo a dos de las figuras más emblemáticas del Partido Movimiento Regeneración Nacional – pertenecientes además al círculo dorado del presidente Andrés Manuel López Obrador-, Martí Batres Guadarrama y Ricardo Monreal Ávila, arrancó risillas y hasta risotadas en mandos panistas, priistas y perredistas bajo el “ya ven, no que muy moralistas e incorruptibles”.

Y es que la exhibida de ambiciones ocultas que se dieron en torno a la renovación de la mesa directiva en el Senado -que aun preside Martí Batres Guadarrama-, no fue para menos y demostró a plenitud que Edmond Thiaundiere no se equivocó cuando afirmaba que “La política es el arte de disfrazar de interés general, el interés particular”.

Los, dos, Ricardo Monreal y Martí Batres se auto balconearon como personajes de sórdida voracidad por el poder.

No los mueve como ha sido la trayectoria política de ambos, una sana inclinación a contribuir a mejorar el bienestar de los mexicanos sino a escalar posiciones de potestad, de dominio.

En los planes de Martí Batres estaba perpetuarse como presidente de la mesa directiva porque le da estatus de poder; se sentía absolutamente seguro porque es un “hombre del presidente”.

Tan convencido estaba de su peso político, que llegó a presentar iniciativas descabelladas y absurdas como aquella de modificar la Ley de Aguas Nacionales, en Septiembre del 2018, para prohibir la privatización de servicios de agua, en momentos cuando se demuestra día a día la incapacidad de Gobiernos para cumplir con la prestación de abasto del líquido a los ciudadanos.

Precisamente como sucede en Ciudad Valles con la Dirección del Agua Potable y Alcantarillado, que solo ha sido saqueada, explotada, agencia de colocación de amigos, amigas, compadres, comadres, segundos frentes, y de desbordadas canonjías sindicales, sin preocuparse por mantener la infraestructura, ahora casi en el colapso.

Por lo que a Ricardo Monreal se refiere, su fin es construir una fortaleza de poder para continuar escaldando posiciones políticas, y vio en el Senado como coordinador de los morenistas, la oportunidad de ir sacando del juego a quien pudiera hacerle sombra, como es el caso de Martí Batres.

Los dos son pretendientes a la candidatura de Morena para ocupar el lugar de Andrés Manuel López Obrador en el 2024.

No solo eso, Monreal Ávila trae aún abierta la herida que le provocó López Obrador cuando nombró, impuso, colocó a Claudia Sheinbaum en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, posición que tenía apalabrada con el Senador.

En ese entonces, Julio del 2018, hasta renunció a Morena de tan enojado que estaba, pero el habilidoso de López Obrador lo apapachó dándole la coordinación de Morena en la Cámara de Senadores. Y se quedó.

Pero sigue enojado y buscando ir más arriba así tenga que deshacerse de gente como Martí Batres.

Por eso metió mano negra –igual que han hecho los priistas, perredistas, panistas- en el proceso de elección para cambiar la mesa directiva, y violó la convocatoria al permitir que de último momento votaran también senadores de Encuentro Social en un asunto que se supone solo era para morenistas.

Hizo ganar con esta maniobra a Mónica Fernández Balboa, pintando un violín a Martí Batres y más enchilado que unos cacahuates con salsa Tabasco.

Esa película estaba muy vista en los otros partidos, los ahora chiquitos. O sea, no hay absolutamente cambio alguno en los manejos truculentos internos y menos democracia.

Para desencanto de los ciudadanos que creyeron en las peroratas de Andrés Manuel López Obrador que pintaba a Morena como el adalid de la honestidad y del “cambio”, y de quienes vemos la urgencia de que los partidos se regeneren porque son necesarios, volvimos a quedar hundidos en el sopor de la esperanza fallida: Todos son iguales en vicios, corrupción, antidemocracia y así no le sirven al país.