Toño Martínez
Marzo 25, 2019
Facebook tuvo que desconectar robots que habían creado su propio lenguaje.
Asombrado por la capacidad científica y tecnológica humana que construyó la nave Nuevos Horizontes que llegó a la parte misteriosa del Cinturón de Kiuper, más allá de Plutón, es decir la frontera del Sistema Solar enviando sorprendente información sobre la constitución de planetas, asteroides, satélites a la tierra, a una distancia de 4 mil millones de kilómetros, no reparó en algo siniestro que había sucedido apenas unos días antes relacionado con robótica y la Inteligencia Artificial.
La empresa Facebook Inc. desconectó dos robots dotados de Inteligencia Artificial al descubrir que habían creado su propio lenguaje y se estaban comunicando entre sí, es decir que aunque cumplían su rol de servicio a la comunicación por redes sociales, simultáneamente actuaban por su cuenta.
De golpe entendí que la Inteligencia Artificial nos estaba rebasando más rápido de lo esperado, y nos conduce a reflexionar sobra la advertencia de científicos sobre el inminente riesgo de que se apodere de nuestras vidas.
No se trata de ninguna película de ciencia ficción, alarmismo ni de un libro de suspenso de Isaac Asimov, Karl Sagan o Sthepen Hopkins La IA está metida en la vida diaria; poco a poco se cuela en herramientas tecnológicas cotidianas que usamos en casa, en nuestro trabajo, entorno y se volvieron indispensables.
Una tableta, un simple teléfono celular son capaces de aprender e identificar su voz para responder una orden.
Pero, ¿quien le dice que no pudieran apropiarse de la voz para tomar decisiones en su nombre y usarlas indebidamente?
En un repaso rápido por el tipo de robos presentes ya en nuestras vidas, hay un promedio de 20 con aplicaciones cotidianas de servicios, desde los que tocan instrumentos musicales hasta los que sirven de compañía a discapacitados, ancianos, que le sirven platillos, que asean o que se encargan del control de una casa.
Están los que se enfrentan en deportes de ciencia como el ajedrez con humanos y responden mejor.
Los que son capaces de interactuar en diálogos de todo tipo; realizar cirugías especializadas, demostrar emociones a través de rasgos faciales pero sobre todo, los que ya “piensan”.
Poseen capacidad cognitiva sorprendente, aprenden rápido y están más allá de las normas morales y reglas sociales en sus softwares.
Los científicos tratan de ser cuidadosos, de colocar candados o chips a los comandos y sistemas operacionales de los robots para mantenerlos sujetos a las órdenes de humanos.
Pero lo que sucedió con Facebook nos alerta que no es seguro.
Al ritmo que vamos en la creación de Inteligencia Artificial, justifica la duda, el miedo, la preocupación de ser desplazados en todos los órdenes, y que induzcan nuestra extinción para que, las próximas generaciones no sean humanas sino de metal.
¿Simple especulación o fantasía? Nada mas mire a su alrededor y ahí encontrará la IA.
Pero sabe que, nada detendrá el desarrollo de la Inteligencia Artificial.