Pandemia, la tormenta perfecta

Dr. Jaime Chalita Zarur

Marzo 21, 2020

Sálvanos, oh Dios, salud nuestra: Júntanos y líbranos de las gentes. CRÓNICAS 16, 35

Los diferentes escenarios en las problemáticas de las personas, cuando se acumulan, generalmente se dan en grupos que padecen lo mismo y, de ellos, para quienes se sienten afectados, pueden caer en desesperación y hacer acciones sin sentido, dañando a otras que, de por sí nada tendrían que ver con las afecciones que se sufren. Así pueden existir muchos pensando que el Universo se creó solo para unos cuantos.

Cuando lo que se deja sentir en una sociedad y se combinan varios elementos como ahora, se suele denominar la tormenta perfecta. El mundo entero había venido siendo víctimas de la lucha de hegemonías económicas, con el sufrimiento de países pobres y por ello de familias marginadas; México no estaba, ni está fuera de ello.

Hoy enfrentamos esa tormenta perfecta. La responsabilidad, es de casi toda la comunidad internacional. Absortos en el tener y querer más, aun cuando nos sobre, hemos actuado en forma indolente, en la lucha cotidiana, persiguiendo el espejismo de poder. Pero igualmente, y ante las contingencias, seguimos actuado de forma profundamente irresponsable.

La volatilidad económica que se venía dando desde diciembre de 2018, hoy pasa factura a los mexicanos, victimizando el ingreso de las familias.

Un País a merced de sus gobernantes y en su inmensa mayoría, esperanzados a una sola persona, históricamente está condenado a sufrir, convirtiéndose en presa de las aspiraciones políticas de una o, un grupo de personas, deseosas de poder.

Ahora nos toca el arribo de la pandemia que vivimos y parece que, como lo hemos dicho en otras ocasiones, parafraseando a los griegos, llega el hombre siendo el lobo del mismo hombre. Hoy, ante el temor de perder la salud, y en caso extremo, la vida, desearíamos tener todo para nosotros, para nuestros seres amados, aun cuando no lo necesitemos, y aunque los demás sufran o, mueran.

El egoísmo en torno a la pérdida patrimonial, la salud y la pérdida de la vida, nos ha dejado en el grave temor de ser azotados por la desgracia, haciéndonos, en muchos casos, perversa y miserablemente mezquinos. Pareciera que en el Mundo, solo existieran unos cuantos para sobrevivir.

Compras de pánico de alimentos, medicinas, materiales médicos y, mucho más, han dejado en desabasto muchos lugares, prácticamente vacíos. Así, sin dinero, y aunque lo hubiese, en desabasto de elementos vitales para salvar la vida, aparece el depredador humano pero, deshumanizado.

La conciencia social y la corresponsabilidad humana, está desapareciendo. El materialismo y su idolatría por todo lo que representa, termina con los valores que se presumen en discursos estériles, como el respeto a la vida misma, pero al mismo tiempo, traicionando la palabra que promete defenderla.

Todo cambio, nada será igual, la batalla en contra de lo que todos hemos creado, está por darse pero, la diferencia entre ganar y perder, está en el cómo le hacemos frente a la adversidad. Hoy estamos fallándonos entre todos. Vamos perdiendo.

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