Para cargos de seguridad y justicia

Miguel Ángel Guerrero Arriaga

Agosto 24, 2021

Mucho se habla sobre la ineficacia de los encargados de las dependencias de preservar la seguridad pública tanto como de los responsables de las dedicadas a la impartición de la justicia lo que a muchos sirve para figurar en los medios exigiendo su destitución cuando en realidad, si los gobernantes batallan para encontrar perfiles con mayor capacidad es porque simplemente no hay muchos al alcance. Y algunos de los disponibles optan por rechazar la posibilidad de ocupar uno de esos cargos ante la desventaja en que se encuentran las corporaciones en la lucha contra la creciente delincuencia además del riesgo al que exponen su integridad física pues se juegan la vida al luchar contra el crimen organizado.

Tal vez por eso ya se ha hecho costumbre de varios años a la fecha que los gobernantes estatales y municipales opten por solicitar a los mandos centrales de las fuerzas armadas que les recomienden a alguien para venir a responsabilizarse  de la obligación de preservar la seguridad pública o combatir los delitos que normalmente azotan a la mancha urbana metropolitana lo que usualmente tiene su respuesta en la recomendación de algún militar retirado o en vías de con poca experiencia en esas tareas con todo y que cuenten con una trayectoria militar meritoria, recomendados que de ninguna manera garantizan un desempeño exitoso en tales cargos como se ha visto las últimas décadas por lo que no deberá sorprender si se continúa acudiendo al mismo esquema para encontrar a los titulares de seguridad pública.

En el mismo caso se encuentra la búsqueda de nuevos procuradores generales de justicia ahora ya fiscales generales el estado a lo cuya ineficiencia se atribuye cualquier alza en el índice de delitos o en un hecho delictivo de alto impacto, sin que se tome en cuenta la carencia de equipamiento y elementos en la corporación lo que hace que algunos de los que podrían encajar en el perfil que se requiere para serlo se nieguen rotundamente a ser tomados en cuenta como aspirantes al cargo lo que hace a los gobernantes más difícil la tarea de encontrarlos.

Hace unos años durante el régimen de Marcelo de los Santos luego de la manifiesta incompetencia de su procurador en turno, en plática en corto al preguntarle si pensaba cambiarlo con tono preocupado preguntó a su vez: “¿ y a quién pongo”?, casi nadie quiere entrarle dijo cambiando de tema lo que bien ilustra cómo  los gobernantes se las ven negras para encontrar gente con capacidad y ganas de ocupar este tipo de puestos así como la razón por la que unos siguen al frente de la dependencia un buen tiempo más.