Dr. Jaime Chalita Zarur
Junio 05, 2022
“¡Paren el mundo que me quiero bajar!”, es una película muy antigua que relata como las personas habían tomado diferentes conductas y, había quienes ya no querían vivir en esta Mundo, queriéndose bajar de él.
La Torre de Babel, relata igualmente la Biblia Católica, llegó el momento en que queriendo alcanzar el cielo, empezaron los constructores, perdidos en la comunicación, sumergidos en hablar diferentes idiomas o, dialectos, creando el caos y, por ende el fracaso.
Pareciera que se recrea la historia de los desencuentros humanos en épocas en las que la humanidad enfrenta complicaciones de alto grado. Desde 2018, la economía mundial inicia un descenso discreto, pero, sostenido y acrecentándose, para dejar una enorme crisis económica mundial.
Interrumpidos los sistemas de producción y las cadenas de suministros, como lo sucedidas en 2020, creados por la pandemia del COVID 19, mucha parte de la población pensábamos que ante tantas muertes los seres humanos nos sensibilizaríamos y, por momentos así fue.
Pero una vez que se pudo acceder a las vacunas, se inició el desencuentro, en sentido ascendente y sostenido. Apareció una vez más la depredación humana por el mismo ser humano. Las hegemonías y las ansias de poder autoritario sobre los demás.
¿A qué gobierno le serviría gobernar sin pueblo a quien ejercerle el poder y cobrar el dinero de los impuestos? A ninguno. Pero ¿qué sociedad podría caminar al progreso sin autoridad política? Tampoco ninguna. Los equilibrios están rotos y las ambiciones desatadas.
Se dice que lo primero que debería hacer un país cualquiera, es invertir en educación. En nuestro País, estamos estacionados en el pasado, cuando otros países avanzan con sus educandos, aprovechando la ciencia y la tecnología, México no.
Odiosas las comparaciones, pero, un gran ejemplo en educación es la de Japón. En este País, han iniciado educando a sus niños, a ser ciudadanos del Mundo, por cierto, el hogar común de quienes habitamos este planeta, y estas acciones representan conductas sociales, tendientes a la igualdad del ser humano en cualquier parte de la Tierra.
¿Tendrían que existir las representaciones políticas? No podríamos saberlo en tanto se vaya desarrollando el tema de ciudadanía del mundo y nulidad de fronteras, lo cual exigiría plena conciencia social en el comportamiento cívico de las personas.
La conciencia del ser ciudadanos del Mundo, nos daría muchas ventajas, entre ellas, que realmente quienes gobiernan, trabajen en sentido ciudadano, mejorando los estándares de vida, pero, a los ciudadanos, tendríamos que cumplir cabalmente la ley que nos rige.
En fin, veamos cómo mejorar como humanidad, tendientes a ser una mejor sociedad en donde la conciencia de conjunto ayude a saber que, todos dependemos de los demás.