Edward James trajo a las enormes serpientes, pero una se fugó.
Toño Martínez
Para las más importantes culturas del mundo antiguo y aún de ahora, las serpientes han jugado un papel preponderante vinculado al plano religioso como un Avatar, y el surrealista Pueblo Mágico de Xilitla asentado en el contexto de la Huasteca Potosina no podía ser la excepción.
Xilitla tuvo su Avatar reptil que dió origen a un enigma y género leyenda y mito.
Fueron dos enormes pitones que en la década de los 60’s fueron traídos de la India por el artista trotamundos y noble inglés Edward James para depositarlas primero en la casa de Carmelo Muñoz el constructor de sus obras excéntricas en el Jardín Surrealista que nos asoma a universos místico tratando de interpretar su significado.
Una interrogante es porqué precisamente de la India donde esté reptil encarna de acuerdo a sus creencias al dios Vishnú guardián de los hombres y protector del orden de las cosas y lucha contra toda clase de demonios para mantener la armonía universal.
Probablemente Edward James comulgaba con esa vision de Vishnú para cuidar su paraíso huasteco.
Las pitones reticuladas fueron trasladadas en barco hasta el puerto de Tampico en jaulas especiales para no lastimarlas y de ahí conducidas a Xilitla en un camioncito.
Medían cerca de 3 metros (llegan a tener una longitud de hasta 8 metros ), eran de piel en fondo blanco con escamas marrón oscuro y grisáceo con destellos amarillos.
Las pitones como las boas africanas, anacondas amazónicas y mazacuatas de mesoamérica tienen fama de ser tranquilas y no poseen veneno sino que cazan a mamíferos pequeños; constriñendo a sus víctimas hasta asfixiarlas para luego devorarlas.
Sin embargo se han conocido casos aislados de ataques a humanos en lugares remotos.
En el sótano de la casa de Carmelo Muñoz permanecieron por el ambiente del clima y las alimentaban con conejos, ratas y aves.
José Luis Muñoz Cisneros hijo de Carmelo Muñoz de unos 4 años fue llevado por Edward James para conocer a las pitones y obviamente quedó impresionado y casi sale corriendo del miedo.
Sucedió entonces que como las pitones duermen mientras dura la digestión, una rata mordió a una de ellas provocándole una infección.
«Me tocó ver los esfuerzos que hacía James, mi padre y algunos rancheros que usaban productos químicos para heridas de ganado pero creo que al final murió o la liberaron para darle la oportunidad que en la selva que rodea a Xilitla la naturaleza podría sanarla» , recordó José Luis Muñoz Cisneros.
Años más tarde influenciado por aquella experiencia José Luis estudio para Médico Veterinario Zootecnista.
Respecto a la segunda pitón fue soltada en lo profundo de la sierra de Xilitla zona boscosa de difícil acceso.
El mito: durante años posteriores corrió la versión de que en una de las muchas cavernas que existen en la Sierra Madre Oriental, parte alta de Xilitla, habitaba una serpiente emplumada gigante cuyo tamaño y grosor le impedían salir a cazar, y solo asomaba la cabeza para atrapar a algún animal que cruzaba por el frente.
Las víboras pitón cuentan con dientes en el maxilar inferior para empujar a sus víctimas hacia el estómago; aunque su visión es muy limitada poseen órganos detectores de calor que formar en su cerebro la imagen infrarroja de la presa y dónde se ubica.
Como parte de la leyenda se afirmaba que la víbora emplumada emanaba un vaho que atraía a sus presas.
¿Se trataría posiblemente de la segunda pitón de Edward James?.
Una versión indica que habían detectado más serpientes gigantes en la selva xilitlense lo cual pudiera no ser solo rumor, puesto que a diferencia de las boas las pitones son ovíporas es decir ponen entre 12 a cerca de 40 huevos para reproducirse.
La historia y el mito nacieron y forman parte de las leyendas y enigmas del Pueblo Mágico de Xilitla.