“PLAN DE SEGURIDAD O CARTILLA ESPIRITUAL”

Por: Alma Gutiérrez Ibarra

Octubre 24, 2019

Por si queda alguna duda de dónde salió la orden de localizar y detener a Ovidio Guzmán, basta ver las declaraciones hechas este jueves, a seis días de los lamentables hechos ocurridos en Culiacán, por funcionarios estadounidenses.

En lo que se consideró un tema relevante, el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, a través de su Departamento de Estado, urgió a México a presentar una estrategia anticrimen.

En su conferencia mañanera, se le preguntó al presidente López Obrador acerca de este llamado y como es su costumbre, trató de matizarlo con un tono de “amistad y buena voluntad” originado por la relación bilateral que mantienen ambos países y solo en términos de coordinación, que no de subordinación, como fue el llamado de Estados Unidos.

También, remitió al reportero que lo cuestionó a empaparse de su estrategia de seguridad y anticrimen, porque dijo, ya se encuentra plasmada en el documento fechado el pasado 30 de abril del 2019, y nombrado como “Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024”.

Como ya lo señalé en una anterior columna, ese Plan parece más un reglamento escolar, por ser solo de carácter normativo y contener hasta tintes espirituales, que un documento que siquiera nos dé la confianza que el Gobierno de la República sabe cómo gobernar al país.

Insistente hasta el cansancio que devolverá la paz social y la tranquilidad que tanto urgen a los mexicanos, el presidente López Obrador no muestra en este Plan Nacional de Desarrollo ni siquiera un ápice de la estrategia de seguridad que demanda Estados Unidos, y sobre todo, que se demanda por el momento que atraviesa México.

Tras el frustrado operativo que culminó con la liberación de Ovidio Guzmán, quien por cierto enfrenta cargos criminales en EU, el Departamento de Estado en voz de Richard Glenn, subsecretario de Estado adjunto para Narcóticos Internacionales y Aplicación de la Ley de EU, advirtió que se desconoce la estrategia que la Administración de Andrés Manuel López Obrador tiene para atacar este problema.

Y fue más allá al declarar “sin que nosotros sepamos cuál es esa estrategia –para poder así complementar nuestros fondos y nuestras capacidades con la dirección estratégica que ellos establezcan– no veremos progreso”.

Si en Estados Unidos leen el apartado de Seguridad Nacional del citado Plan Nacional de Desarrollo se botarían de la risa, sería inaudito para Donald Trump que su homólogo mexicano pretenda acabar la seguridad y el crimen con un “manual de buenos deseos” contenidos en 11 apartados que ocupan apenas 8 páginas.

Sin ahondar en lo contenido en esas escuetas páginas solo es necesario leer el título cada uno de esos apartados: “Erradicar la corrupción y reactivar la procuración de justicia”; “Garantizar el empleo, educación, salud y bienestar”; “Pleno respeto a los derechos humanos”; “Regeneración ética de las instituciones y la sociedad”; “Reformular el combate a las drogas”; “Emprender la construcción de la paz”; “Recuperación y dignificación de las cárceles”; “Articular la seguridad nacional, la seguridad pública y la paz”; “Repensar la seguridad nacional y reorientar a las Fuerzas Armadas”; “Establecer la Guardia Nacional”; “Coordinaciones nacionales, estatales y regionales”.

Es claro que no hay estrategia. Lo dicen los expertos, lo dice Estados Unidos y lo dice también la población que día a día sufre los embates de la delincuencia, sin embargo, el Gobierno de López Obrador y todo su gabinete de seguridad son los únicos que desconocen esa carencia y siguen férreamente la “biblia” transcrita a Plan Nacional de Desarrollo en materia de seguridad.        

El primer manotazo ya se dio a la mesa por parte del Departamento de Estado de EUA “lo que necesitamos es ver un compromiso político más fuerte de los más altos niveles del Gobierno de México”. Veremos cuanto más esperan que estire la liga.