Toño Martínez
Febrero26, 2020
Desde que las “Brujas del Mar”, un colectivo veracruzano de mujeres comenzó a levantar la voz contra la ola de asesinatos y la indefensión que sufre el sector femenil en el país, la iniciativa de organizar una cadena de protestas y manifestaciones que culmina con la preparación de “#UnDía sinMujeres”, “#El9nadiese mueve”, “#Undíasinnosotras”, el Gobierno se asustó, esta desconcertado y no sabe qué hacer.
Un paro nacional como el que habrá el 9 de Marzo, rompe el mundo color de rosa que presume haber logrado el presidente Andrés Manuel López Obrador, y hecha por tierra el sonsonete aquel que “El pueblo está feliz, feliz, feliz”. No es cierto.
El movimiento femenino evidencia que lo del presidente es un desorden mental según el cual cree sus propias mentiras, construye una realidad virtual, no auténtica y vive en la fantasía mientras en los hechos México se desangra en el desempleo, el estancamiento económico, el aislamiento del mundo por carencia de una hábil diplomacia para ofertar al país y propiciar que lleguen nuevas inversiones para el desarrollo y turistas y que se haya desvalorizado tanto a la mujer.
Con todo y “sus datos” y su manía de culpar a los anteriores gobiernos del PRI y del PAN de todas las desgracias, ya mero hasta del surgimiento del COVID-19, López Obrador no justifica que solo en su primer año de mandato hubo cerca de 3000 mujeres asesinadas y de estas mil fueron feminicidios es decir, incubados en odio contra ellas.
A su estilo, inmediatamente salió con la cantaleta de que se trata de un movimiento azuzado por los conservadores, que los crímenes son culpa de los neoliberales, que no se dejen utilizar pretendiendo desalentar el paro nacional pues sabe que a nivel nacional e internacional abolla su 4ª Transformación.
Y otra vez las redes sociales a su servicio se saturan de descalificaciones contra el Día sin mujeres, usan hasta el tema ético religioso respecto a que detrás están mujeres libertinas, esas que defienden el aborto – que no deja de ser abominable-, que no tienen valor alguno ni respeto por la vida ni los valores.
Que hay anarquistas enquistadas para desestabilizar al país, que hay sociópatas y feministas enemigas del orden, la ley y el derecho, de esas que quieren destruir el matrimonio y las familias seguramente pero, y eso que frente a la exigencia suprema de seguridad.
Que es un movimiento retorcido de mujeres que retoman ideas retrógradas como las de ni Dios, ni amo, ni marido, ni partido que esparcían a través del periódico feminista “La Voz de la Mujer” que se editó corto tempo en Argentina a finales del siglo XIX que; aunque tuvieran esas mezclas no justifica que no tengan el derecho de manifestarse.
Como en todos los movimientos sociales el tiempo todo criba, todo cuela y esos grupos extremistas o que defienden el libertinaje caerán por su propio peso.
El afán de desprestigiar al movimiento y ahuyentarle seguidoras no ha prendido.
Ni siquiera la grotesca actitud de la “primera” dama del país, Beatriz Gutiérrez que temprano se suma al “día sin mujeres” y por la tarde, evidentemente presionada por su pareja dice que siempre no, y que en lugar de dejar de trabajar, estudiar, asear la casa, no comprar gasolina, “se pongan un pañuelo blanco en apoyo de Andrés Manuel López Obrador”; nada ha frenado el crecimiento del plan, que crece y se expande.
¿Porque razón?
Porque ninguna amenaza – como esa de que provocarán pérdidas por 26 mil millones al país por declararse de brazos caídos-, ni los ataques oficialistas o los memes en redes, pueden maquillar y mucho menos ocultar los asesinatos horrendos de mujeres y niñas; ahí están, en redes, en gráficas, en las propias estadísticas del Secretariado de Seguridad Publica, en el dolor atroz de madres, hermanos, hijos que perdieron a una mujer y la hallaron en cajas o descuartizadas.
Si el equipo del presidente está desconcertado, bloqueado mentalmente para crear políticas efectivas para prevenir que las sigan matando y aplicar la ley, pues que dejen el lugar a otros; pero no salgan con las sandeces que son cosa de los conservadores o los que se fueron.
A poco los feminicidas piensan de qué lado están a la hora de matar. O los violadores, o los explotadores. Por favor.