Potosinos estamos dictando nuestra propia sentencia de muerte por COVID

Toño Martínez

Abril 27, 2020

La federación nos exhibió de irresponsables a nivel nacional.

Ni en la peor pesadilla podríamos imaginar que los potosinos íbamos a dictar nuestra propia sentencia de muerte colectiva, como dio a entender la Secretaría de Salud Federal,  al señalar que no respetamos la Jornada Nacional de Sana Distancia al grado que apenas llegamos al 48% en reducción de la movilidad.

El señalamiento cimbró a la estructura estatal de salud, sacudió desde el Gobernador Juan Manuel Carreras López hasta cada uno de los integrantes del Comité Estatal para la Seguridad en Salud y principalmente a su titular Mónica Liliana Rangel Martínez y de ahí para abajo que diariamente trabajan, exhortan, piden  y suplican a los potosinos quedarse en casa, guardar la sana distancia, lavarnos las manos con agua y jabón, usar gel, dejar de andar en la calle sin causa pero  muchos, miles ni por enterado se dan o no han entendido que esa desobediencia los convierte en bombas de tiempo para contagiarse y contaminar a quienes están en su entorno.

Al paso que vamos se nos viene encima una aplanadora de muerte que, como dijo la propia Rangel Martínez va a llegar a todos los municipios, ciudades, poblados, comunidades rurales por no acatar que nos aislemos.

Hagan de cuenta que somos proyectistas de un juzgado diseñando la sentencia y está será de pena capital.

Alguien podrá decir que muchos ciudadanos no salen por gusto a la calle; son los padres o madres de familia que viven al día como comerciantes ambulantes, albañiles, choferes de taxi, meseros, empleados despedidos que buscan como llevar de comer a sus familias.

Los programas oficiales de apoyo económico anunciados por  el Gobierno no se dispersan aún hacia todos los sectores desvalidos. Saben que corren peligro, que se juegan la vida a diario.

Claro cuando está en juego la salud no debiera siquiera dudarse en someter decisiones a disyuntivas pero, la realidad es descarnada.

Desde la perspectiva de tener la responsabilidad de preservar la salud pública, lo que se puede esperar del Gobierno  es la adopción de medidas radicales para tratar de frenar contagios y muertes, como serían aislamiento obligatorio y hasta toque de queda; pero, y ¿la gente que no tiene para comer? 

O sea que interpretado literalmente nos han válido poco  las advertencias diarias del Comité Estatal para la Seguridad en Salud  para quedarse en casa, y la desesperación de la secretaria de salud Mónica Liliana Rangel Martínez para no hacer lo que nos corresponde.