Hablar de la prevención del consumo de alcohol, no es únicamente hablar de prohibiciones o límites, sino de entornos protectores, vínculos significativos y oportunidades reales de bienestar.
Convoca Salud a crear contextos seguros, donde el alcohol no sea la única forma de socializar ni un elemento normalizado en todas las celebraciones.
El abuso de alcohol se define como un trastorno de comportamiento, una enfermedad, u otras consecuencias relacionadas con el alcohol que probablemente causen daño a un individuo, a su familia o a la sociedad, en el presente o en el futuro; Si buscas asesoría, información o ayuda profesional respecto al consumo de alcohol, llama a la Línea de la Vida (8009112000), es atendida por especialistas que brindan información las 24 horas, los 365 días del año.
El Mtro. Pedro Pablo Govea González, Jefe del Departamento de Salud Mental y Adicciones de los Servicios de Salud de San Luis Potosí, dijo que en el 2023 en San Luis Potosí se encuestó a más de 21 mil estudiantes de primer grado de secundarias públicas y privadas en todo el estado, se identificó que el 31 por ciento han consumido bebidas alcohólicas como uso experimental y el 12.3 por ciento las consume de manera regular, siendo sus hogares el sitio de consumo más frecuente, seguido de las fiestas con amigos y en la mayoría de los casos, es un familiar adulto quién les proporciona las bebidas. Entender esta realidad es indispensable: detrás de estos números hay historias, contextos e influencias que pueden marcar la vida emocional y física de quienes están en etapas clave de desarrollo.
El consumo temprano no es un asunto menor. Cuando un adolescente recurre al alcohol como forma de pertenencia, escape o experimentación, se incrementa el riesgo de que el consumo se vuelva excesivo o problemático. No es casualidad, que el 40.4% de los adultos mexicanos refiera haber tenido episodios de consumo excesivo en los últimos 12 meses; muchos de estos patrones comienzan en la adolescencia.
Hablar de la prevención del consumo de alcohol no es únicamente hablar de prohibiciones o límites, sino de entornos protectores, de vínculos significativos y de oportunidades reales para que las juventudes crezcan con bienestar. Así como en salud mental se promueve el empoderar, conectar y cuidar, la prevención de adicciones requiere un camino semejante a informar, acompañar y proteger:
· Informar implica brindar datos claros, honestos y accesibles sobre los efectos del alcohol en el cuerpo y la mente. Significa que niños, adolescentes y familias sepan que el consumo temprano aumenta el riesgo de dependencia en la adultez, y que México registra 2.2% de prevalencia de dependencia al alcohol en población de 12 a 65 años.
· Acompañar es estar presentes de manera activa, sensible y afectiva, que madres, padres, docentes y cuidadores construyan relaciones donde exista diálogo, escucha auténtica y supervisión respetuosa. La evidencia muestra que los ambientes donde hay cercanía emocional y límites claros reducen significativamente la probabilidad de consumo riesgoso.
· Proteger es crear contextos seguros donde el alcohol no sea la única forma de socializar ni un elemento normalizado en todas las celebraciones. Proteger significa que la comunidad —familia, escuela, instituciones y sociedad— asuma la responsabilidad de generar entornos que cuiden la vida y el bienestar.