¿Qué está Pasando con la Salud del Presidente?

Toño Martínez

¿Que está pasando con la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador?; no está bien, mejor dicho  no está nada  bien por más que desde el aparato oficial se intenté decir lo contrario pues basta observar los episodios de deterioro físico que ha sufrido  desde el 2018 y su conducta belicosa y llena de emociones negativas que manifiesta diariamente en sus «mañaneras» para, sin necesidad de estudios especializados , concluir que su sistema autoinmunitario está hecho trizas.

Pruebas y estudios científicos han demostrado que  conductas emocionales como la ira, rencor, odio, agresividad, insultos nos van a provocar  hipertensión, ansiedad, problemas del aparato digestivo, sistema nervioso, hígado y vesícula biliar, es decir nos predispone a las enfermedades físicas. Mantienen muy elevados los niveles de la actividad fisiológica y del sistema nervioso autónomo.

En el 2018 poco antes de asumir la presidencia de la República López Obrador fue sometido a un cateterismo para diagnosticar y tratar afecciones cardíacas.

Ello provocado por la furia y frustración que arrastraba tras ser derrotado por Felipe Calderón Hinojosa en las elecciones del 2006 que tras un plantón prolongado en la avenida Reforma lo llevó a decirse «presidente legítimo de Mexico” pero que le costo un desgaste emocional severo.

Aunado a su obsesión por desbaratar todo lo que representase el  régimen de gobiernos neoliberales sin importar lesionar a los más distintos sectores de la sociedad, y provocar a todo aquel que no se apegue a sus ideas  o no secunde sus ideas o decisiones, la explosión de cólera que le causó la Suprema Corte de Justicia de la Nación al echar atrás la integración de la Guardia Nacional a la Secretaria de la Defensa Nacional; la infiltración de la Administración del Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos en carteles delictivos mexicanos que introducen droga a ese país, el escándalo desatado por las vacaciones suntuosas del Secretario de la Defensa Luis Crescencio  Sandoval González, familia y parientes, desmintiendo la austeridad republicana de su gobierno; el fracaso financiero del aeropuerto «Felipe Ángeles», el aumento del crimen y la violencia por todos lados a pesar de que la imberbe Secretaria de Seguridad Rosa Icela le presente otros datos color de rosa,  y, la creciente inconformidad social por la carestía lo traen en niveles muy peligrosos de tensión y  mal humor y que sepamos no toma  zimonillo ni pasiflora.

En un contexto así no es difícil creer que Andrés Manuel López Obrador haya adquirido por tercera vez el COVID19 y deba estar recluido en su casa imperial o sea el Palacio Nacional dejando al  Secretario de Gobernación -otro tabasqueño- Adan Augusto López como encargado del despacho.

Aún cuando se trate de una variante leve, el COVID  deja secuelas severas por largo tiempo principalmente en la capacidad pulmonar y en otras áreas del cuerpo.

Esto quiere decir que el presidente, de 68 años tendrá dos cosas por hacer como cambio de vida: dejar los rencores y pleitos, pararle de incitar odios  desde su púlpito mañanero y bajarle nueve rayitas al delirio de suponerse el mesías, porque no lo es.

México no necesita un mártir sino un líder en sus cabales.