Que hipócritas son Donald Trump y López Obrador ante masacres

Toño Martínez

Agosto 05, 2019

Pregonan “abrazos no balazos” y “estar indignados” tras matanzas de gente inocente, pero a diario instigan al odio.

Escuchar los mensajes hipócritas y huecos tanto del presidente de Estados Unidos Donald Trump, como el de México Andrés Manuel López Obrador, rasgándose las vestiduras tras el más reciente baño de sangre que sufrieron ciudades norteamericanas en un solo día, no solo indigna sino que obliga a reflexionar sobre cuánto tiempo más podrán mantener dominados mentalmente a quienes aún los apoyan para mantener sus cotos de poder.

Como pueden aparentar dolor y pena ante las docenas de personas muertas, incluyendo niños, madres y padres de familia, estudiantes y jóvenes llenos de ilusiones en El Paso, Texas, Dayton Ohio y Chicago, Illinois, y salir “condenando” los ataques con falsas caras de congoja, mientras el dolor y la rabia sacuden a la sociedad en ambas naciones.

Usted le cree a Donald Trump cuando desde twitter y después ante la prensa condena a los promotores del racismo, el nacionalismo extremo y el supremacismo blanco, origen de los ataques armados, cuando ha sido él quien desde el comienzo de su mandato y desde antes, provocaba la animadversión contra los emigrantes, particularmente los latinos y mexicanos a quienes catalogaba de delincuentes, narcotraficantes y gente de lo peor.

Tanto incitó el odio, que grupos radicales de su país, se dedicaron a cazar indocumentados como si fueran animales.

En el mismo plano, de veras está convencido de la “solidaridad” y enojo de Andrés Manuel López Obrador por lo ocurrido, cuando con un rictus de falso pesar, sale a condenar los ataques y llama a la unidad, a la hermandad, al amor, a abrazos y no balazos, mientras en cada oportunidad y donde se para en actos públicos no se cansa de predisponer a pueblos contra los de “cuello blanco”, los corruptos, rateros, saqueadores –dirigiéndose obviamente a los Gobiernos anteriores-, calificando de fifís y chayoteros a los periodistas que se atreven a decirle sus verdades, que no están de acuerdo con sus alucinadas acciones.

Eso aquí en china es incitar al encono.

No señores, Trump por más que se haga el “desolado” por los ataques de odio racista, va a modificar ley alguna contra el armamentismo del pueblo, incluyendo a gente perturbada mentalmente.

Y no lo hará porque la industria fabricante de armas le genera cerca de 50 mil millones de dólares por año; porque organizaciones poderosas como la Asociación Nacional del Rifle patrocinó parte de su campaña electoral y lo tiene advertido de no emprender ninguna enmienda de ley para regular las ventas.

En ese país, el 90% de los ciudadanos poseen entre una y dos armas, generalmente pistolas y rifles de asalto y cada año la venta sube un 25%.

Por lo que al presidente de México respecta, Andrés Manuel no va a renunciar a esa herramienta que le ha funcionado –hasta ahora- para conservar fuerza popular, como es el ataque sistemático a los conservadores, a los de antes que “casi se acaban al país” y nunca vieron por los de abajo, alentando con ello el rencor entre clases.

Sino verán que en los siguientes días y meses, y años como, seguirá en las conferencias mañaneras y en sus retóricas la misma cantaleta.

Si cambia de mensaje, se le cae el teatrito, se le acaba la popularidad y sus planes de implanta un régimen socialistoide extremo se irán al carajo.

De ahí que eso de abrazos en lugar de balazos, amor y paz y toda esa sarta de frasecitas que usa, no pasarán de ser mera mascarada para sostener su “poder”.

No se vale.

No lo merecemos los mexicanos que queremos una verdadera paz.

No lo merecen los niños.

No lo merecen pobres y ricos.

No lo merece el empresario que a pesar las pésimas prácticas de Gobierno invierte, crea fuentes de empleo y economía.

No lo merecemos nadie.