¿QUÉ SIGUE DESPUÉS DEL 9M?

Por: Alma Gutiérrez Ibarra

Marzo 12, 2020

En un hecho histórico para nuestro país, el pasado 8 de marzo, fecha en la que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, desde la CMDX hasta San Luis Potosí pasando por toda la República Mexicana se vivieron calles llenas de mujeres vestidas de morado cansadas de la ola de violencia, abusos, vejaciones y, en general, del entorno que sufren a diario en las calles, las escuelas y hasta en su propio hogar.

De manera extraordinaria, en la marcha se vio a mujeres de todas las edades, incluso niñas y mujeres mayores que al paso de los contingentes aplaudían quizás en reconocimiento a la valentía que ellas quisieron tener años atrás.

En horas posteriores, las redes se llenaron de imágenes memorables de mujeres unidas con un mismo fin: sentirse libres y seguras. Sin distinciones de ningún tipo, se unieron en una sola voz para pedir ser escuchadas. Lo que sucedería después nada lo imaginó.

El lunes pintó para ser un día histórico y así lo fue, era como un día de asueto pero sin serlo, con las calles semivacías, negocios cerrados, escuelas con pocos alumnos y personal así como centros comerciales con estacionamientos vacíos. La ausencia fue notable y palpable, y seguramente también para los hombres quienes de una u otra manera hicieron lo que en un día normal alguien más hace por ellos.

En muchas escuelas, este día fue la oportunidad para sostener pláticas sobre la masculinidad, el machismo y el feminismo, pero más allá, sobre la necesidad que los hombres sean corresponsables de crear un ambiente mucho más sano socialmente para nosotras las mujeres.

No hay duda que el llamado 9M fue un movimiento que representó un enorme paso en la historia del país, y nos colocó en un momento crucial para mantenernos en esta ruta de trabajo para luchar en contra de las injusticias históricas que nos afectan principalmente, a las mujeres, pero que repercuten en toda la sociedad.

Luego del lunes 9, en todos los sectores se vivió un estado de ánimo diferente en el que la sociedad, en su mayoría, se vio más dispuesta a terminar con las rupturas que provocan las ideologías y fobias. Finalmente, parece que todos estamos más dispuestos a tomarnos de la mano y afrontar un cambio social que, en conjunto con nuevas leyes, códigos y normas, hagan posible que nuestras niñas, nuestras adolescentes, nuestras mujeres, nuestras madres y abuelas, estén libres de violencia. Por el bien de todos, que así sea.