Toño Martínez
Abril 17, 2024
Cuando Ruth González Silva fue registrada como candidata al Senado de la República por San Luis Potosí por el Partido Verde Ecologista, entre los comentarios inmediatos de opositores, diversos columnistas y críticos oficiosos fue; «Así quien no, es un proyecto del Pollo y le va a apoyar con todo el dinero, equipo y poder político para hacerle campaña». Hubo otros pero en el mismo tono hiriente.
Ignoraron que Ruth no era ninguna improvisada en las artes del servicio público, y tal vez por la visión y perspectiva social que le otorga ser licenciada en Ciencias de la Comunicación, González Silva comenzó a emitir destellos de ideas innovadoras para ampliar y mejorar las funciones del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia en Soledad de Graciano Sánchez del cual fue presidenta, y que luego trasladó al DIF Estatal en calidad de presidenta honoraria cuando su esposo Ricardo Gallardo Cardona se convirtió en Gobernador, con tanta entrega que la llevó a ser la mejor evaluada en todo el país por innovación y desempeño. Los hechos no admiten especulaciones.
Esa oportunidad la llevó a recorrer el Estado con los DIF’s municipales y conoció las condiciones particulares de cada región.
¿Porque citar la transitabilidad de Ruth González Silva en el servicio publico? La razón es muy simple en su complejidad; personas como González Silva responden al perfil renovado de servidores públicos que necesita el México convulso de nuestro tiempo.
Personas que al Senado lleven una legítima representación ciudadana, que tengan voz propia y razones de fondo para proponer, debatir, modificar aquello que no esté funcionando y frene la igualdad y justicia para la gente.
Ruth ha demostrado a la mitad de su campaña para la Senaduría que no solo es una cara bonita, la esposa del Gobernador, o una figura fresca y empática que conecta con la gente. Tiene talento propio.
Basta escuchar la exposición fluida de sus ideas en mensajes, presenciar con que facilidad responde a cualquier tema, pregunta o comentarios que lleven una carga de trampa.
No hay comparación y lo digo con respeto, con candidatos a la senaduría como Rita Ozalia Rodríguez de MORENA, Verónica Rodríguez del PAN, Teresa de Jesús Mendoza del PT, Josefina Salazar del M.C. o Jaime Chalita del PRI, respetables pero apegados al modelo tradicional ya en declive de hacer política.
No es cosa de prejuzgar si son buenos o malos como políticos sino de considerarlos en la justa dimensión; desde esa perspectiva, ninguno tiene el nivel pragmático de Ruth González Silva quien no necesita de filosofías partidistas ni frases de mercadotecnia para enraizar. Repito, no necesita de guajes para nadar así sea la flotabilidad que pudiera darle “El Pollo».