Ángel Castillo Torres.
Noviembre 10, 2023
Si Morena y el Verde van como aliados en las elecciones locales del próximo año arrasarán a sus adversarios del Frente Amplio por México. Todas las encuestas hasta hoy publicadas reportan que morenos y verdes son los partidos con mayor aceptación entre los electores.
El problema es que esta alianza puede naufragar. Ha habido terquedad y rechazo para sentarse a negociar un convenio provechoso para ambas partes. Ha faltado oficio político a los líderes para crear las condiciones que den vida a un acuerdo estratégico y rentable que garantice a estos partidos su posición como fuerzas políticas dominantes. Estos desarreglos pueden reducir su capacidad para competir, provocar la dispersión de esfuerzos, generar confusión y conflictos entre sus bases de apoyo, manchar su imagen ante el electorado y facilitar que sus adversarios crezcan y se fortalezcan.
Morena y el Verde van a competir en 2024 desde una posición privilegiada. Los dos son partidos que están en el poder, han construido en los últimos años clientelas políticas a través de los programas sociales que hoy llegan a millones de electores, los ciudadanos evalúan su desempeño con buenas calificaciones y cuentan a su favor con líderes carismáticos con gran capacidad de persuasión, manipulación e influencia en la conciencia de las masas. Tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como el gobernador Ricardo Gallardo Cardona ejercen un liderazgo fuerte y ya desde hace meses han dejado en claro que son aliados, que comparten objetivos comunes. Ambos mandatarios apoyan con todo a Claudia Sheinbaum y han repetido hasta el cansancio que la prioridad es garantizar la continuidad del proyecto de la 4T. Y para conseguirlo necesitan ganar la mayoría de los cargos de elección popular que estarán en juego el 2 de junio de 2024. Gobernaturas, Congresos locales, Ayuntamientos y, sobre todo, la mayoría calificada en el Congreso de la Unión (cámara de diputados federal y Senado de la República). Pero resulta que lograr este propósito se está complicando porque hay demasiados aspirantes a una candidatura tanto en Morena como en el Verde que están privilegiando sus intereses personales “por encima del proyecto”.
Claudia Sheinbaum ya dijo que habrá alianza y pide unidad.
Es un hecho que Morena, PT y el Verde firmarán el acuerdo de coalición “Juntos Hagamos Historia”. En su reciente gira de proselitismo por nuestro estado, el pasado fin de semana, la abanderada de Morena así lo confirmó. Con esta definición cerró el paso a rumores e intrigas que afirmaban que el Verde y Morena competirían cada quién por su lado en lo local. Enterada de las discrepancias que se han estado produciendo entre los líderes potosinos de Morena y el gobernador Ricardo Gallardo, la precandidata de Morena llamó a la unidad y a privilegiar el acuerdo.
Ante este mandato de quien se perfila como la próxima presidenta de la república tanto morenos como verdes tendrán que cambiar de actitud y ponerse de acuerdo, sobre todo en lo que tiene que ver con el reparto de candidaturas. Pero para avanzar en este complejo tema lo primero que deben hacer los dos partidos es reconocerse como iguales y aliados. Dejar a un lado la soberbia, las descalificaciones y actuar con disposición y madurez política. Una negociación que defina las candidaturas debe considerar el peso específico de cada fuerza política, cuidar que quienes sean los escogidos tengan peso y rentabilidad electoral, que sean visibles y reconocidos por los electores, que tengan buena imagen pública, que unifiquen y no dividan y que no tengan un historial de desprestigio, entre otras prendas personales.
Para evitar que avance la confrontación entre morenos y verdes urge que los directivos nacionales sienten de inmediato en una mesa de negociación a los dirigentes estatales y aspirantes locales para que vaya conociendo las reglas del juego que finalmente definirán quienes serán los elegidos.
Ha trascendido que tanto Morena como el Verde van a privilegiar el uso de las encuestas como método de selección de candidatos. Pero para que no haya malos entendidos todos los que aspiran deben conocer a detalle la complicada metodología que será utilizada por los dirigentes nacionales para depurar la lista de precandidatos, que entre otros criterios de selección considerará cuotas de género, jóvenes, personas indígenas y sectores de la sociedad civil.
El reparto de candidaturas. Para todos hay, nomás no empujen.
En Morena como en el Verde y PT no hay inconveniente para aceptar que todos deben apoyar a Claudia Sheinbaum para que gane la presidencia de la república. El problema comienza cuando se pone en la mesa de discusión quiénes deben ser los candidatos al Senado de la República, a las 7 diputaciones federales, a las 15 diputaciones locales y a las alcaldías.
Para el gobernador Ricardo Gallardo, su partido, el Verde, lleva mano. Sus argumentos son que ellos ya demostraron ser más competitivos que Morena en las elecciones de 2021, que actualmente gobiernan 30 ayuntamientos y que Morena solo manda en uno; que el Verde es partido gobernante y aliado de AMLO y que en la alianza nacional Verde-Morena la principal figura política en un gobierno local es Ricardo Gallardo Cardona. Por tanto, la mayor parte de las candidaturas deben ser decididas por el gobernador. De acuerdo con esta lógica la fórmula número uno para el Senado de la república le corresponde al Verde. En consecuencia no iría en alianza con Morena. Los guindas tendrían que competir por separado. Ya hay incluso algunas propuestas tanto del gobernador como de los líderes de Morena. Gallardo desea que su esposa, la señora Ruth González Silva, sea la candidata y por el lado de Morena se perfila Gabino Morales Mendoza.
En cuanto a las candidaturas a las diputaciones federales y dado que son 7, 5 le tocarían al Verde y dos a Morena. Respecto a las diputaciones locales que son 15, 10 serían para el Verde y 5 para Morena. En lo que tiene que ver con los municipios que son 58, 50 los propondría el Verde y 8 Morena. Desde luego que el Verde se adjudicaría los municipios que son cabeceras de distrito local, así como las cabeceras de distrito federal. Caso especial es el del Ayuntamiento de la capital donde las negociaciones pueden complicarse por la obstinada insistencia de Leonel Serrato de ser el abanderado de Morena. Pero resulta que el gobernador tiene a sus gallos para competir y no está dispuesto a entregar esta importante posición a un cuadro de morena.
Como puede observarse en estos escenarios las negociaciones no van a ser sencillas. Pero queda claro que lo que deberá cuidarse es no provocar fracturas entre los partidos aliados.
Y para aquellos que estén pensando en traicionar a Morena si no son favorecidos, ya el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido muy duro para juzgar a potenciales renegados. Al respecto el presidente ha dicho: “Ojalá y se dé la unidad, pensando en el proyecto. Si no se piensa en el proyecto, si no se piensa en la nación, no sirve de nada un político, no es más que un oportunista, un convenenciero, un ambicioso vulgar; quien no tiene ideales, quien no piensa en el pueblo, en la nación, es un politiquero, un arribista, un grillo, no puede llamarse político. La política es un noble oficio, es lo que nos permite servir a nuestros semejantes y es también un imperativo ético; no es el quítate tú porque quiero yo. Se lucha por ideales, por principios, no por cargos”.
¿Así o más claro?