Dr. Jaime Chalita Zarur
Abril 01, 2019
Este País, que al parecer no reflexiona, ni tiene conocimientos económicos, será sin comercio, un País desgraciando, esterilizando su felicidad y holgando su industria. Manuel Belgrano.
Agregaría, cumpliendo la ley.
La ley fundamental, para los mexicanos, es la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y, la misma, fue construida a costa de la vida, literalmente de muchos mexicanos y la enemistad histórica de muchos otros. Son mexicanos quienes han construido nuestra libertad y desde luego, la autorregulación, a partir de las diferentes constituciones que ente cedieron a la de 1917, la que ahora está ya, muy llena de modificaciones.
La ley, del latín, lex, es una regla o norma que constituye un factor constante e invariable del trato y contrato social. Nace de una causa primaria y es parte de las relaciones existentes entre quienes intervienen en una relación social tendiente a salvaguardar los derechos y obligaciones de los sujetos.
El respeto a la autoridad, derivada de procesos democráticos electorales, tiene que ser, invariable en la medida del cumplimiento del deber, para el cual, a través de los votos, fueron contratados. En los mismos actos de protesta protocolaria, si no hay cumplimiento, se dice, que El Pueblo lo demande.
El apartarse de la observancia de lo que con generalidad nos observa la ley, es peligroso. La sociedad se ve friccionada entre ella y, con las autoridades mismas. México quiere salir del terrible momento de la corrupción e impunidad, derivado del incumplimiento de obligaciones y jamás será posible, excepto si se hace la tarea entre todos.
Ha estado en la agenda municipal, el problema del comercio informal o, de la calle. Muchos propietarios de empresas, obligados por las condiciones, tuvieron que cerrar sus negocios para incorporarse a la informalidad, para así, poder llevar sustento a sus hogares, aumentando el número de personas que se dedican a esta actividad.
Cumplir con la formalidad y enterar a la autoridad la recaudación que es deber de todos los ciudadanos, es lo que señala la ley. El comercio informal, ha estado en la vida del País, muchos años pero ahora, como eventualmente, hace crisis y se friccionan las personas en la sociedad, igualmente con las autoridades.
Los intereses entre los diferentes grupos de la informalidad y, la facilidad de estar en un paraíso fiscal, hace que se aferren a la mala costumbre de no contribuir para sostener la burocracia y autoridades de México, como el funcionamiento mismo de los gobiernos. El problema es complejo y es importante buscar verdaderas alternativas para su resolución, pensando siempre en los consensos dentro de la ley, tendientes a su cumplimiento.
En México no puede haber ciudadanos de primera y otros de segunda, solo que en este caso, quienes se atienen a no pagar, serán los de la exclusiva primera clase a diferencia de que quienes sí lo hacen, estarían trabajando, contribuyendo con parte de sus ingresos, a sostener a nuestro País. Y es que los mexicanos, antes de derechos, tenemos obligaciones.
El peligro de no ir resolviendo este añejo problema, es caer en la anarquía, odiosa y, esperar que la ley del más fuerte venza al más débil. Lo demás, se da por añadidura, si unos no cumplen, ¿los demás porque?
Complicado y, mucho es este y, otros tantos problemas más. Nuestra sociedad tiene y, debe entrar en la cultura del cumplimiento de la ley, de la disciplina y la verdad. Los mexicanos, nos debemos esto y más.
La paz de los pueblos está segura cuando el imperio de la ley se aplica en lo general y no en la selectividad de las personas. Las distinciones siempre son odiosas.
El exhorto es para impulsar soluciones igualitarias bajo el cumplimiento de la ley, para no caer en la anarquía.