Toño Martínez
En el panorama político de San Luis Potosí por las candidaturas a Senadores, Diputados Federales, Diputados locales y presidencias municipales solo se ven dos fuerzas políticas que se disputarán palmo a palmo cada espacio en un juego de poder a poder económico, guerras sucias, amenazas, presiones como pocas veces se había visto en la vida electoral potosina.
Por un lado el gobernador Ricardo Gallardo Cardona con su Partido Verde Ecologista Mexicano no tiene el menor escrúpulo en utilizar los programas de gobierno impregnando el color verde en cualquier cosa como bolsas mil usos, pupitres escolares, bancas de jardines públicos, instalaciones deportivas, escenografía de eventos públicos y hasta en las despensas, para arraigar en la corteza cerebral ese color. Es una estrategia de marketing electoral.
La parte tenebrosa de esa estrategia de ese plan es la presión a presidentes municipales de otros partidos, liderazgos y cualquiera que tenga alguna responsabilidad pública y ejerza manejo de grupos.
Nadie duda que Ricardo Gallardo impuso un estilo dinámico de gobernar en materia de obra social y material, atracción de inversión extranjera para producir empleo y su esfuerzo por mejorar los servicios de salud, seguridad -que no se ha podido- pero no es perfecto y cuenta ya con un buen bonche de denuncias y acusaciones a lo que hay que agregar su obsesión por concentrar el poder político y de mesías. Que necesidad!
A los alcaldes que se resisten a su control político les complica acceso a programas, detiene a policías, les pone marca y entonces sus funcionarios solamente les aconsejan «ya hombre, pásate al verde y te quitas de broncas». Aplica en este caso la tesis de que el fin justifica los medios?
También la agarró contra medios de comunicación imitando a su avatar Andrés Manuel López Obrador y despotrica contra periodistas que exhiben sus fallas y abusos y además ha conseguido un Congreso dócil y sumiso a su voluntad. Total, Gallardo Cardona quiere carro completo.
En la contraparte tiene al Partido, que no lo es tanto, Movimiento Regeneración Nacional o MORENA cuyo desgaste interno y pulverización en clanes y cero infraestructura le apuesta únicamente a colgarse de la figura de López Obrador para obtener votos.
Por lo demás, PRI, PAN y PRD no representan ninguna oposición de peso significativo como tampoco los partiditos morralla como Encuentro Social, Conciencia Popular, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo cuya máxima aspiración es lograr hacerse de algún municipio pequeño, regidurías, sindicaturas o una chamba en cualquier dependencia.
Lo grave es que el caldero electoral está compuesto por ingredientes muy pobres en visión de gobierno.