Toño Martínez
Mayo 15, 2019
Tenían razón José Narro y Ulises Ruiz; su padrón no era confiable y enfrenta otra crisis.
A cuatro meses para renovar su dirigencia nacional mediante consulta interna a la base, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sufrió el peor revés después de su derrota vergonzosa en las elecciones del 1 de Julio pasado, al perder de golpe y porrazo nada menos que 5 millones 380, 603 militantes porque no pudo a acreditar su legitimidad.
Es decir, que el PRI va a llegar a su proceso interno con un minúsculo registro de apenas 1 millón 159, 320 militantes comprobados que podrán votar, muy lejos de los 6 millones 787, 761 militantes que registraba su Registro de Militantes de su página web.
Le tuvo que informar al Instituto Nacional Electoral (INE) el lunes oficialmente de los números reales de afiliados y credencializados.
En este momento y como preparativos para su votación interna para elegir al nuevo Comité Ejecutivo Nacional, el tricolor está promoviendo una campaña interna de afiliación y reafiliación que en el caso de la Huasteca, tendrá lugar en los comités municipales y en sedes de sectores básicos.
El problema del padrón alterado de integrantes con credencial había sido señalado por Ulises Ruiz Ortiz y más recientemente por el doctor José Narro Robles, ambos aspirantes a la presidencia nacional.
No tenían un padrón confiable; no había ninguna certidumbre sobre el número real de afiliados.
Fue por esa razón, junto con la económica, que Claudia Ruiz Massieu, presidenta interina del CEN rechazó la intención inicial de pedirle al INE organizara el proceso interno, pues necesariamente debería entregar al instituto su padrón real, y no podría hacerlo. Claro, tampoco tenía los 230 millones que costaría.
En ese resquebrajado escenario el PRI podrá llevar a cabo las elecciones de sus dirigentes, claro está, pero las lecturas al exterior en cuanto a su presunta fortaleza, son francamente fatales.
Enfrenta la peor encrucijada de su historia, y hay quienes afirman que hasta aquí llegó el tricolor de Plutarco Elías Calles.
Yo no lo creo y no creo que convenga al país, no solo por razones de que México conserve el necesario pluripartidismo que sostiene la democracia, sino porque nos pondrá en la antesala de deslizarnos hacia perniciosa autocracia, es decir que el poder venga concentrándose en una sola persona como parece ser la tendencia del actual Gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, aprovechando la ignorancia política de millones de mexicanos que solo ven el fulgor de programas asistenciales pero no el riesgo de que a la larga el precio a pagar sea muy caro en libertades.
Aunque he sido crítico de la gente del PRI que lo desvío, corrompió y convirtió en una especie de feudo de la Edad Media con reyezuelos y una muchedumbre de plebeyos a quienes utilizar, también he reconocido sus valores contenidos en programas y principios, solo que los arrumbaron.
Pero ahí están y aunque les espera una lucha formidable, casi casi como la de Los Avengers contra Tanus, tienen que empezar a reconstruirse.
Ahora si imaginen, piensen, vuélvanse humildes, déjense de actuar como una élite de generales y sabios para aterrizar a la realidad e integrarse en las masas populares, esas por las que tienen razón de existir los partidos.
Y saben que, tanto el PRI como el PAN, PRD y lo que queda de la chiquillada, deben saber que el Partido Movimiento Regeneración Nacional tampoco tiene padrón real; no son los 30 millones que votaron por Andrés Manuel, que ya sabemos lo hicieron no por identificarse con la ideología de Morena, sino por vengarse de tanto tranza y corrupto que hundió al país en una cadena de desgracias.
Y miren ahora, en tan poco tiempo ya están demostrando que actuar precipitadamente no es sano ni saludable.