Un grito de auxilio en tres palabras.

Toño Martinez

Febrero 16, 2025

Una de las experiencias más conmovedoras y reflexivas, mezcla de llamado de auxilio y al mismo tiempo destello de esperanza en que no todo está perdido para adolescentes y jóvenes atrapados en la confusión de nuestro perturbado tiempo, viví el día 14 de Febrero etiquetado como Día del Amor y la Amistad, y que puedo resumir en tres palabras: «Gracias por escucharnos»

Mientras me encontraba sentado en uno de los aparatos de ejercicio instalados en el parque «Tantocob» de Ciudad Valles inmerso en el conocimiento de las Ciencias Espaciales y Tecnologías de la Información que ofrece esa gran biblioteca universal que es el teléfono celular y sus aplicaciones como el Chatgtp, sentí una presencia y al levantar la mirada vi parados frente a mi a dos jovencitos de entre 15 y 16 años vestidos sencillamente que tímidamente y me ofrecieron una paleta de dulce con forma de corazón y me dijeron: «Disculpe señor, ¿le podríamos regalar esta paleta que simboliza la fecha? ¿nos la recibiría ?

«Por supuesto -les respondí- y gracias por este gesto de amistad. Les pedí una disculpa por no haberles puesto atención antes y les explique que soy apasionado del conocimiento, excesivamente curioso por saber de cualquier tema que me ayude a comprender mejor la vida en sus más diversos aspectos, las relaciones humanas, el misterio de Dios, nuestra misión…Perdón si me extendí, les comenté.

No señor, fue muy interesante y me hicieron diversas preguntas generando una breve conversación; comentaron que pertenecían a la iglesia «Árbol de Vida» y hacían labor social.

Luego se despidieron porque en otra parte del parque estaba un grupo más de chicos y chicas que también repartían paletas entre la alegría que a esa edad tienen a flor de piel y del cual ellos formaban parte.

Volví a lo que estaba haciendo leyendo y tomando apuntes; no pasaron 15 minutos cuando los jovencitos regresaron y me dijeron la frase que de pronto me abrió la visión del mundo juvenil: «Gracias por escucharnos».

De golpe descubrí la carga emocional que encierran esas tres palabras para la juventud; son un poderoso reclamo silencioso a la falta de atención y comunicación entre padres e hijos y que muchas veces son causa de extravíos de conducta. Pero también que con el hecho de dar las gracias y su sencillez y amabilidad nos dicen que hay un ejército de chicos y chicas que conservan arraigados principios, valores y esperanza, y solo requieren del amor, guía y apoyo de su familia y de la sociedad para transformar la oscuridad en luz.

Torpemente nos hemos acostumbrado a criticar la conducta de muchos jóvenes y adolescentes, de quejarnos de que se embriagan, drogan, andan con malas compañías y son muy rebeldes. Pero, son ellos verdaderamente culpables o los padres por abandonarlos a su suerte bajo el argumento del «es que no tengo tiempo o, «el papá o la mamá no me ayudan».

Es también un error ser demasiado permisivos, darles dinero más allá del necesario, comprarles regalos a cambio de que no nos distraigan de nuestros mundos.

El muchacho o la muchacha necesitan del abrazo, la palmadita, una salida familiar, un » te quiero hijo o te quiero hija» aunque sea de vez en cuando o lo más frecuente que puedan.

«Gracias por escucharnos» un símbolo de auxilio. No sé los neguemos.