Dr. Jaime Chalita Zarur
Marzo 26, 2022
La trascendencia de las personas está en el aprecio de quienes albergan en su interior recuerdos de bonhomía para los ausentes.
La vida, o, lo que conocemos como tal, todas las personas la deseamos en plenitud, pero nuestras acciones, fundadas en la adoración de lo fatuo, en lo fútil, nos dejan un apetito diferente por vivir.
Viernes 25 de marzo, por la tarde en la inmejorable referencia de la Caja Real del Centro Cultural de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, se quisieron reunir, parte del gremio periodístico en torno a los compañeros ausentes y, que han dejado este plano que convencionalmente llamamos vida, para recordar su legado en la defensa de la libertad, la que nace de la intelectualidad, la misma que da esencia e inspiración a la existencia humana.
Efraín Álvarez Méndez, Anna Newman, Miguel Ángel Martínez, Hilda Briones, Pedro Manuel De La Fuente y, en la conducción Filiberto Juárez. Todos reunidos en torno al recuerdo de quienes habiendo sido sus compañeros periodistas, hoy ausentes, nos deleitaron con anécdotas inéditas de sus vidas, relatando como vivieron la transformación del ejercicio del periodismo, en el paso del tiempo y en la aplicación de la tecnología actualmente. Desde aquellas enormes máquinas que en rotativas se fabricaba el periódico pero, igualmente, la evolución de la radio y televisión, a la utilización de las mejores tecnologías.
Uno a uno estos seis personajes de renombre, relataron sus historias tan llenas de color y desde luego ya en el compañerismo que representa la amistad de tantos años, nos dieron la oportunidad de conocer sus esfuerzos, los que hoy, nos dejan disfrutar de la libertad de informarnos.
Pero había una razón de la mayor trascendencia por la cual esta reunión convertida en conversatorio, se había dado y, esa razón se da por motivo de quien ahora nos falta. Marco Antonio Hernández Morales, aquel hombre de estatura baja, moreno de piel, cabal, honesto, firme en sus decisiones y convicciones, con el alma blanca, siempre dispuesto para asistir a los demás, sin ningún interés personal que mediara. Aquel hombre, venido de la tierra caliente de Tamazunchale, se convirtió en el ejemplo a seguir.
Jamás se expresó de mala manera a nadie, El solo retrataba la realidad que vivía, avocado a perseguir la mejor forma de vida. Con estirpe familiar en el periodismo, Marco Antonio Hernández Morales, ha pasado por esta etapa dándonos la oportunidad de haberlo conocido y aprender de Él.
Larga su historia, una de vida cultivada en lo personal, persiguiendo siempre la investigación en pos de la objetividad para brindarnos la oportunidad de formarnos una opinión personal, aún cuando su vida fue corta entre nosotros, ha sido llevado al lugar donde van los justos.
Marquito abrazo fuerte y fraterno en el tiempo que desconocemos, pero que algún día, seguramente lo haremos, como tú ahora.