Daniel Adame Osorio.
Septiembre 13, 2024
En la literatura leemos diversos ensayos de sociedades que consumaron su proceso de cambio político por la vía de la democracia, con el objetivo de liquidarla. En Mexico ese proceso lo estamos teniendo en tiempo real, en parte por el respaldo notable de un sector de los electores y, por otra parte, porque instancias como el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación han colaborado sustantívamente a ese objetivo.
Por su lado, los ganadores como ocurre con la restauración de un régimen de partido de Estado, están perdiendo de vista la moderación y, a la próxima administración de Claudia Sheinbaum no la hemos conocido a plenitud en eso que han llamado desde el oficialismo, su transición. No conocemos sus expectativas y, estrategia por ejemplo.
La política gubernativa y, de la representación se harán básicamente desde el partido dominante y por tanto, nada relevante ocurrirá fuera de la coalición gobernante.
La semilla de los desacuerdos es que no debe abordarse en la élite política el generar una orientación o estilo propios, dado que sólo está permitido pensar y comportarse con base en la palabra continuidad, así se trate de incluir elementos máximos para aumentar la crisis de gobernabilidad del país, como eso que ha llamado el presidente la pausa diplomática con los gigantes de América del Norte, nada menos.
En la esfera de la oposición, tendrán un escenario más despejado y sin ataduras para ser mejores en torno a producir debates parlamentarios y gubernativos frescos y, por lo menos con menor polarización, dada la ausencia (formal) de AMLO en el escenario político.
El reparto del poder tendrá su virtud en evitar los pleitos, como la evidencia que incluso el PT ya tiene su presidente en el Senado o la cesión de legisladores del Verde a Morena para mantener la supremacía en cámara de Diputados, por ejemplo. El arbitraje de Claudia Sheinbaum desde la silla del águila, será capaz de procesar las disidencias y desacuerdos en la coalición o será su víctima?
Del Tintero.
Tiene razón el politólogo, Mauricio Merino Huerta respecto al mensaje del presidente por su último informe de gobierno:
No se trata de un informe para conocer el estado que guarda la administración pública del país, sino de un guión con un listado de argumentos para que los hagan realidad sus partidarios y defiendan los éxitos de su gobierno, a riesgo de perder el cobijo del aparato político creado para AMLO, del que nadie podrá salirse, incluida la próxima titular del poder ejecutivo Federal.
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(*) Politólogo, (IBERO MX) periodista, administrador público y académico. Director Editorial de ESCENARIO POLÍTICO, medio de comunicación especializado en análisis político. Premio Nacional de Periodismo.
