Violencia y muerte, ¿producto de discursos discriminatorios?

Dr. Jaime Chalita Zarur

Agosto 09, 2019

La muerte no es la mayor pérdida en la vida. La mayor pérdida, es lo que muere dentro de nosotros, mientras vivimosNorman Cousins.

La muerte está entre nosotros y, su presencia violenta se precipita más que nunca. Pareciera un plan malévolo que alguien instrumentara para ir eliminando seres humanos, en donde se pueda, en donde sea.

Fenómeno mundial que sucede en donde quiera, junto con asaltos, violaciones y robos.

La brutalidad que se vivió en EEUU, una vez más, matando connacionales y confesado así, por el asesino, va creciendo. ¿Mucho tiene que hacer los discursos racistas? si, pero además, como podríamos quejarnos de tantas calamidades, pues en nuestro País, no hay tregua.

La miseria y la violencia crecieron tanto que la lucha por tener y, querer tener control de todo lo material, pero igualmente de las vidas ajenas, nos ha hecho, aparte de insensibles, nos ha deshumanizado.

Muy pocos países en el Mundo pueden presumir de civilizados y, al hacerlo, guardar una vida socialmente ordenada y respetando a los demás. Parece que la jungla de cemento y acero es ya, mucho más peligrosa que como sabíamos, realmente existía, donde quienes pertenecen a la misma espacie, se respetan. Así, parece que los peligros son ya más desnaturalizados entre los humanos, donde para sobrevivir había que estar entrenado o, tener suerte para seguir con vida.

Hoy, ni entrenado, ni con suerte, podríamos regresar con los nuestros, la vida gregaria se tornó en un sufrimiento que, podría ser interminable o indiferente a él, según del lado que nos toque vivir.

Lo cierto es que, el fuego cada día se acerca más en torno a nosotros. La sociedad se ha desmembrado tanto que ni siquiera en el vecindario nos conocemos.

Lo sucedido en Texas, en un día seleccionado por quien asesinó a tantos mexicanos, fue seleccionado con detalle para ser ejecutado en contra nuestros paisanos que hacían sus compras aprovechando ofertas del retorno a clases. Inocentes que no tenían porque que haber sufrido esa muerte. ¿Producto de los discursos discriminatorios? Así apunta que sea.

La semana pasada aparecieron ejecutados por bandas criminales, 19 muertos, de la forma más sanguinaria posible en Michoacán, con saña interminable en variadas formas de matar pero, antes torturando a sus víctimas.

Lo que vivimos es producto de lo que se quiera pero, una constante es imperdible: la sociedad es corresponsable de lo que nos sucede. Las respuestas a la desigualdad y a la polarización social se han ausentado por décadas de años. El comportamiento social y sus múltiples aplicaciones no han estado cuando han sido necesarias, expresando el interés por los demás.

Las decisiones tomadas desde los diferentes gobiernos sin tomar en cuenta a los gobernados y, la indiferencia y, o, la conveniencia de estos, ha dado por resultado lo que tenemos mundialmente.

Es la hora de ya no quejarnos, hacer algo por los demás siempre es posible para quienes somos afortunados de tener un trabajo, interesarnos por el bienestar, más allá de los nuestros, puede ser un gran paso para adelantar mejores formas de vida. Formar núcleos familiares fuertes, educados con ejemplo en principios, que se predican, es impostergable.

Nadie queremos desgracias en nuestras vidas pero, si seguimos abonando a la repartición de culpas, pronto no habrá a quienes culpar y, los pretextos terminarán.

La desgracia llegará, esperando que seamos afortunados y podamos evitarlas.

Los decretos o, decisiones de suspender guarderías, refugios, seguro popular y, la integración de la Guardia Nacional y, mucho más, cuanto puedan hacerse y decir, para terminar con la corrupción, con la impunidad, jamás terminará con nuestros males sociales si no se atiende lo elemental y, ello, no es dar dádivas electoreras y populistas, sino, reconocer que todos tenemos derecho a una vida digna y de libertades en el respeto a los demás.

Querer hacer de nuestro espacio, uno mejor para vivir, es lo correcto. Quizás sentemos ejemplo que sea imitado por los demás.

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