Dr. Jaime Chalita Zarur
Octubre 31, 2020
¿A quién es que le sirve la polarización y radicalización social? ¿Quién quiere tenernos así, distraídos y peleando, mientras la república, nuestra república, sufre? El rumbo está errático y, las causas son diversas, como, los intereses que las impulsan. No creo que ya, existan familias que no les haya tocado de cerca tanta pérdida de salud, dinero y vidas, si acaso serán muy pocas las que no.
¿No serían estos los temas más importantes que deberíamos estar resolviendo? Salud, economía y tener un verdadero país fundamentado en la ley. Parece que nos apartamos de esa ruta para dar paso a visiones unilaterales y, acaso, unipersonales.
No podemos estar peor que ahora en la sociedad civil, pero parece que las pasiones ideológicas y de doctrina, borran de la conciencia social, lo que es de todos y, obligaría a buscar equilibrios en la comunidad.
Esta polarización que hemos dejado que avance en nuestro propio perjuicio, aumenta de tono y, desde luego en el número de participantes. Cada quien con su tema sin tomar en cuenta el daño que nos hacemos nosotros mismos. La ley del todo o nada hace pensar en un sistema anárquico de relación social, sin ley, porque la impunidad nos mantiene con miedo ante los embates de la delincuencia.
La libertad de ser y pensar en nuestra patria, no ha sido por la bondad política de nadie, por el contrario, nuestras conquistas, han costado literalmente sangre, muertes de personas que han luchado por alcanzar la plenitud de obligaciones cumplidas y derechos ganados. Nada hubiese sido posible, de lo que hoy gozamos pero que, pareciera, queremos perder. Sin los sacrificios, de aquellos que nos dieron lo que hoy tenemos el privilegio de gozar, no hubiese sido realidad. Hoy, muchas personas están, increíble, dispuestas a perder lo ganado y, no se darán cuanta, hasta que el fuego queme.
La salud, nos afecta, cobra la integridad física de muchas personas y la vida de otros tantos, obliga al apartamiento de la sociedad y con mucho, la muerte de negocios, de pequeñas y medianas empresas que sostienen mucho de nuestro país, sin encontrar ayuda o, solución. Así, cuando falta la comida en los hogares, las personas buenas y trabajadoras pueden, como sucede, incrementar los delitos de mínimas cuantías por necesidad, saturando los sistemas de impartición de justicia, que nos sacrifican y con ello la impunidad que abre el camino fácil a la delincuencia.
Pero realmente, que esperamos como mexicanos con tanta distancia entre nosotros. Los países no pueden ser divididos a menos que le sirva a algún interés obscuro, como nos hemos dividido nosotros en mínimas cuantizas y, de ahí lo muy complicado para crear el reencuentro, además de reconciliación. ¿Caímos presas de nosotros mismos y servimos para algún fin de alguna persona o, grupo?
Las revoluciones matan gente, despojan a otras y el caos prevalece.
¿Tendríamos conciencia de lo que hablamos en estas líneas?