Àngel Castillo Torres.
Septiembre 06, 2023
Les cuesta mucho trabajo a los partidos políticos practicar la democracia en su vida interna. Lo que domina al seleccionar a sus candidatos a un puesto de elección popular es una tradición detestable que utiliza la trampa, la simulación, el cálculo usurero, el discurso falso y la dañina costumbre de privilegiar los intereses de sus élites.
Es un hábito muy arraigado en los directivos de los partidos dificultar la participación de los ciudadanos y sus militantes en sus procesos de selección de candidatos. Prefieren el tradicional “dedazo”, ahora disfrazado, para taparle el ojo al macho y presentarse teatralmente ante la opinión pública como demócratas.
Estas mañas antidemocráticas nos revelan que nuestro sistema de partidos no ha logrado enraizar en sus prácticas institucionales los valores de la democracia. Esto les ocasiona desprestigio y desconfianza entre los ciudadanos y desencanto en sus militantes. Millones de ciudadanos no les creen y por eso se mantienen alejados de ellos. Sólo en tiempos de elecciones algunos deciden ir a votar, más por el perfil de los candidatos que por las siglas o las promesas de campaña.
Y, aun así, los índice de abstención en México son muy altos, en cada elección los que votan apenas rebasa, en el mejor de los casos el 50% de los electores registrados en el padrón de votantes. Todo lo anterior se ha podido observar durante el proceso de selección de candidato (a) a presidente de la república por parte del Frente Amplio por México. Veamos.
Xóchitl Gálvez resultó la aspirante ganadora después de que le limpiaron el camino.
El Frente Amplio por México, coalición política conformada por los partidos PAN, PRI y PRD acordó en el mes de julio realizar un proceso de selección de su candidato presidencial utilizando un método mixto que en principio aparentaba ser democrático y de amplia participación ciudadana.
Se registraron para competir las senadoras Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes, los diputados Santiago Creel y Gabriel Quadri, el panista Jorge Luis Preciado, el priista Enrique de la Madrid, Israel Rivas, Silvano Aureoles, Sergio Iván Torres Bravo, José Enrique González, Víctor Hugo Gutiérrez Yáñez, Ricardo Urbano Barrón, el exgobernador de Tamaulipas, Francisco Cabeza de Vaca, Miguel Ángel Mancera, el exgobernador de Querétaro, Ignacio Loyola Vera y hasta el pintoresco Rafael Acosta Ángeles “Juanito”. Todos felices y contentos disfrutaron de sus 5 minutos de gloria al momento de presentar su solicitud de inscripción.
Pero…, al final sólo las y los aspirantes Xóchitl Gálvez, Santiago Creel, Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid reunieron las 150, 000 firmas requeridas para la inscripción cumpliendo así con el requisito para seguir en la contienda. Luego, los finalistas empezaron su labor de proselitismo por el país, participaron en Foros Regionales y al mismo tiempo fueron sometidos a una encuesta a partir de un muestra “representativa” obtenida del universo de 2,2 millones de ciudadanos y militantes que se inscribieron para participar en la elección primaria que estaba programada para realizarse el 3 de septiembre.
Fue entonces que con semanas de anticipación a esta elección primaria las élites de los partidos políticos empezaron a conspirar contra el proceso originalmente acordado. Santiago Creel y Enrique de la Madrid fueron “convencidos” de bajarse de la contienda dejando el campo libre a Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez.
La estocada mortal para matar lo que en principio parecía un proceso de elección democrático la ejecutó el gran villano priista Alito Moreno. La tarde del miércoles 30 de agosto en un mensaje a medios de comunicación el líder nacional del PRI anunció que su partido había decidido apoyar a Xóchitl Gálvez como única aspirante por el Frente Amplio por México. Sin el menor asomo de pudor Alito anunció: “La información indica una ventaja amplia y consolidada por parte de Xóchitl Gálvez. En ese sentido, debemos actuar con inteligencia y estrategia. (Así que) “por esa razón, los comités directivos estatales y municipales, sectores y organizaciones nacionales hemos tomado la decisión de respaldar la candidatura única de Xóchitl Gálvez para encabezar el Frente Amplio por México”.
Lo que Alito no dijo en ese momento es que al traicionar a Beatriz Paredes unos días antes de la elección primaria, el voraz líder priista se quedaba como el único beneficiario de esta felonía. Al entregar en bandeja de plata la cabeza de Beatriz Paredes antes de someterla al ácido de las urnas aseguró para él y sus esbirros el 50% de las candidaturas plurinominales que estarán en juego en la elección constitucional de 2024; con ello conseguía además mantenerse como el mandamás y único tomador de decisiones en el PRI.
Al jugar chueco, Alito ganaba poder, impunidad y el privilegio de nombrar a los coordinadores priistas en la cámara de diputados federal, en el Senado de la república, en las legislaturas locales, en las alcaldías y, al término de su gestión como dirigente, a finales de 2024, podría dejar sucesor en la dirigencia del PRI. La pobre de Beatriz a la que nunca se le avisó previamente de esta decisión arbitraria lo único que pudo hacer fue ejercer su derecho al pataleo. Enterada de la mezquina decisión de Alito y sus secuaces que la vendieron por 30 monedas de plata, como Judas a Jesucristo, aseveró muy molesta que no abandonaría la contienda y decretó para la posteridad: “decidí no declinar, porque comprometerme con un proceso tiene que ver con entender la naturaleza del Frente Amplio, tiene que ver con entender que estamos cambiando la historia de cómo se hace política en México. Porque si las mujeres vamos a repetir el modelo patriarcal de los arreglos, perdónenme, pero ¡estamos jodidas!
Dos días después de estas declaraciones y ya asimilado el trago amargo, aceptó el arreglo cupular: “Reconozco los resultados de la encuesta y para mí este es el fin del proceso interno”. Pero dejó en claro que nunca estaría en contra de la democracia ni sería factor que división.
Conclusiones: La elección de candidatos a la presidencia de la república sigue siendo una facultad exclusiva de las élites de los partidos, no de la sociedad civil o de los militantes de un partido; la cultura política no democrática en la que el PRI educó a las élites políticas de este país sigue vigente y actuando; en los partidos políticos tradicionales no se ha observado ningún cambio fruto de la festejada transición a la democracia por la que se supone caminamos desde hace más de 20 años; la mexicana, es un democracia sin demócratas; estamos viviendo y siendo testigos de una involución, de una vuelta al pasado autoritario y antidemocrático; la cultura política no democrática continua obteniendo victorias culturales gracias a la malformación de las elites dominantes en las que sigue palpitando el Ogro Filantrópico del que nos dio cuenta Octavio Paz; los pactos patriarcales, esos donde las mujeres son solo una pieza utilizable en el tablero político, gozan de cabal salud (y de ello no se escapa ni Claudia Sheinbaum); la mentada sociedad civil está excluida de los planes de los partidos políticos, solo es utilizada como una categoría teórica falaz para disfrazar la antidemocracia que impera en el sistema político; en el PRI Alito Moreno se ha consagrado como el gran depredador y villano de su partido; Si Xóchitl Gálvez se cuida de no ser secuestrada por los dirigentes partidistas del Frente y diseña una campaña a partir de alianzas y causas ciudadanas puede ganar. Creo que ya mando el primer mensaje duro y a la cabeza a los oportunistas que desde ahora ya andan a la caza de un jugoso hueso. En el evento del pasado domingo 3 de septiembre realizado en el Ángel de la Independencia, donde se le entregó su constancia de candidata ganadora, Xóchitl fue enfática al advertir que una vez que gane no habrá espacio para “huevones, ladrones ni pendejos”, ¡Bien por este aviso!