Toño Martínez
Febrero 26, 2019
La muerte tras haber sido balanceado en su propio negocio, del ex alcalde de Xilitla Carlos Llamazares Llamazares, el asalto a la Comisión Federal de Electricidad de Ciudad Valles en pleno día por un comando armado – cosa que hasta ese día era poco común- las ejecuciones, disparos a negocios, secuestros exprés, abigeato desbordado y delitos más de esa índole, volvieron a prender a la Huasteca los focos amarillos y ámbar sobre inseguridad.
¿Qué quiere esto decir? Que por más que el discurso interno de Seguridad, desde la Fiscalía hasta la Secretaria de Seguridad Pública y los mandos respectivos de las corporaciones estatal, ministerial y las municipales siguen aplicando esquemas fallidos, anticuados y más de ocurrencia que de inteligencia contra el hampa.
Es natural pero inaceptable que los huastecos vuelvan a llenarse de miedo.
Y como estar tranquilos si en zonas urbanas, caminos y negocios hay atracos, asaltos, robos de autos, intentos de plagio de niños y jovencitas. Como si se fuman también desapariciones.
Como no estar asustados si la justicia no inspira confianza pues los ministerios públicos y jueces siguen infiltrados por la corrupción y solo caminan mediante dinero.
No pretendemos pintar un panorama de psicosis y mandar malas señales al exterior de la Huasteca y del Estado ahora que está próximo uno de los periodos vacacionales más importantes para la zona como es Semana Santa cuando la Huasteca de llena de visitantes; no se trata de eso sino de poner las cosas en su cabal dimensión ora mover a las autoridades.
Que no estamos al nivel de criminalidad como en Estados vecinos – Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Zacatecas o Querétaro es cierto pero, ¿Tenemos que esperar que nos alcance?